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viernes, 2 de septiembre de 2011

Cracovia. Casco antiguo y castillo, Auschwitz y un poco de historia



Me sentía muy cntento de estar nuevamente en Polonia, con su comida de abuela y grandes porciones, cerveza barata, mujeres hermosas y gente simpática. Llegamos a Bielsko Biala cuando el sol caía sobre el horizonte, y decidimos hacer trampa y tomar un bus para pasar la noche en Cracovia. Llamamos a Marta, pero ella todavía estaba en Varsovia, volviendo de Portugal y con problemas en el coche en el que venían, así que no parecía probable que llegase esa misma noche. Al final, nos consiguió una habitación en el hostel de unos conocidos. Llegamos a la estación de buses y lo primero que hicimos fue comernos una 'zapiekanka', snack tradicional polaco que consiste de un baguette abierto a la mitad con queso, champignones y un poco de salsa. Teníamos hambre después de un largo día y la zapiekanka tenía un delicioso sabor a un euro... De ahí, al hostel, una merecida ducha y recuperar energías.
Al día siguiente dejamos las mochilas en el hostel y salimos para recorrer la ciudad. Encontramos un tour a pie gratuito en la ciudad, al estilo de los demás 'free walking tours' de otras ciudades europeas. Estos tours te llevan por algo de 3 horas alrededor de la ciudad y al final se deja una donación o propina. Son normalmente muy divertidos y una buenísima opción para tener una idea de la historia y costumbres del lugar, y conocer otros mochileros, ya que a diferencia de los tours de pago (que están apestados de jubilados con sombrero, shorts, camisas hawaianas, sandalias con medias y cámara de fotos) la mayoría de la gente son jóvenes viajeros cortos de efectivo y sedientos de experiencias. Lamentablemente el guía que nos tocó no era demasiado divertido, pero igualmente aprendimos bastante sobre la ciudad y el país, sus lugares e historia. Una leyenda atribuye la fundación de la ciudad al mítico gobernante Krakus, que lo construyó sobre una cueva ocupada por un voraz dragón. Muchos caballeros intentaron sin éxito desalojar al dragón luchando contra él, hasta que un zapatero llamado Dratewka le dio una oveja llena de azufre; el dragón se la comió, bebió el agua del río Vistula y estalló. El centro de la ciudad (stare miasto) es precioso, con ejemplos de arquitectura renacentista, barroca y gótica, y fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1978.


La ciudad data aproximadamente del s. X, al final del cual ya era considerada un importante centro de comercio. Fue casi totalmente destruida durante las invasiones tártaras entre el s. XIII y luego reconstruida, floreció con la unión lituano-polaca entre los s. XIV y XVI. La ciudad sobrevivió intacta las atrocidades de la II Guerra Mundial ya que era considerada por ls nazis como una ciudad alemana. Los edificios y lugares más representativos son hoy en día el Castillo y la Catedral en la colina Wawel, numerosas iglesias y museos diseminados por el centro, la gigantesca plaza del mercado (de 200 m. de lado), el distrito de Kazimierz (centro histórico de los judios de Polonia) y la Catedral de Santa María.


Desde la cima de ésta, un trompetista toca a cada hora una célebre melodía (hejnal mariacki) que culmina con una nota rota. Es uno de los símbolos de la ciudad, y segun la leyenda fue el trompetista quien tocando la misma melodía sin cesar alertó a toda la población de los tártaros que se avecinaban y pudo así salvar Cracovia de la invasión. Lamentablemente, una flecha tártara atravesó la garganta del héroe, por lo que la canción se toca así inconclusa en homenaje. El toque de trompeta se reproduce por la radio nacional polaca todos los mediodias, y sería una hermosa y poética historia... si no fuera mentira. La leyenda fue forjada en los años '20 por un turista americano de las diversas leyendas que escuchó entre la gente del lugar y que posteriormente plasmó en un célebre libro, "El Trompetista de Cracovia", ganador de un Premio Newbery en 1929.
La colina de Wawel es también hermosa, con su Castillo Real y Catedral. La catedral es considerada el santuario nacional polaco, habiendo sido a través de sus mil años de historia sede de coronación de numerosos monarcas polacos. La Capilla de Segismundo, con su cúpula de oro y su magistral estilo renacentista toscano del s. XVI, es considerada uno de los ejemplos arquitectónicos más brillantes de Polonia, y numerosos reyes y reinas se encuentran enterrados bajo los frescos y esculturas en su espléndido interior.


A la tarde nos encontramos con Marta, con quien habíamos hecho un bonito viaje por Europa hace ya unos años, y nos entretuvimos charlando de esto y aquello y probando comida tradicional. Como ella no podía alojarnos dado que su madre estaba de inesperada visita, escribimos un mensaje en el grupo de último minuto en CouchSurfing. A los 10 minutos recibimos una llamada de Jacek ofreciéndonos un lugar y unos minutos más tarde un mail de Egil por el mismo motivo... Así que nos encontramos con Jacek y Marta más tarde y fuimos caminando por la ciudad hasta el pintoresco barrio de Kasimierz, centro de la comunidad hebrea desde el s. XIV hasta la II Guerra Mundial, hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO y barrio de artistas, con los mejores bares de la ciudad.



Hicimos una parada estratégica en el Singer Bar y el Alchemia. El primero es un hermoso bar en madera iluminado con velas, con bonitos cuadros y toma su nombre de las viejas máquinas de coser que sirven como mesas. Nos fuimos temprano, pero según cuenta la leyenda después de las once la gente comienza a bailar. ¿Que dónde, que no hay lugar? ¡Arriba de las mesas, como corresponde!. El Alchemia es otro bar precioso, de los que no se olvidan. Con sus decadentes interiores de madera, muebles y cuadros antiguos, y una sempiterna nube de humo resáltando su sugestiva atmósfera, todo iluminado a la tenue luz de las velas. La entrada a algunos cuartos se realiza a través de un pequeño armario, y se siente como viajar en el tiempo a los años '20. De ahí, cruzamos la calle hasta Plac Nowy (Plaza Nueva), donde se sirven las mejores zapiekankas de Cracovia. Caminamos hasta el centro, tomamos otro poco, y nos fuimos hasta la casa de Jacek, a mirar algunos videos divertidos y hablar de todo un poco antes de ir a dormir.

Al día siguiente decidí probar el otro tour gratuito de la ciudad, el Jewish Tour, alrededor de los puntos neurálgicos de la historia hebrea de la ciudad. El Guía fue mucho mejor esta vez, y fue muy interesante descubrir un poco de la historia semienterrada bajo las arenas del tiempo. La comunidad judía en Polonia era antes de la guerra la mayor de toda Europa (3,5 millones, o 33% del total), y sólo en Cracovia los judíos sumaban un cuarto de la población total. Pasamos por la vieja sinagoga (la más antigua de Polonia y museo de la ciudad) y las sinagogas de Remuh e Izaac (única activa y la más grande de Cracovia respectivamente). 
Pasamos por el lugar donde se filmó una de las escenas más importantes de la película "La lista de Schindler", y cruzamos el río hasta el Gueto. Antes de la II Guerra, la población judía en Cracovia era de 68.000. Con la llegada de los nazis la mayoría fue deportada de la ciudad, y los 15.000 restantes 'capaces para trabajar' fueron hacinados en el nuevo gueto en condiciones infrahumanas. Finalmente el Gueto fue liquidado entre junio del '42 y marzo del '43. La población apta para trabajar fue enviada a los campos de Belzec y Plaszow, los campos de exterminio en Auschwitz o simplemente muertas en las mismas calles. De ahí pasamos a la 'fábrica' de Schindler, o el museo y la oficina donde se venden los infaltables souvenirs. La figura de Schindler es altamente controvertida, y prácticamente nada de lo que se ve en la película es real. Más bien, fue el escritor norteamericano Thomas Keneally quien inventó su figura en el libro "El Arca de Schindler". Los judíos fueron más bien usados como mano de obra esclava en sus fábricas, y el no fué el autor de la famosa lista sino un oficial de la SS. Para entrar dicha lista había que tener algún contacto o familiar en los servicios secretos y, según testimonios de algunos supervivientes, pagar la exorbitante suma de 5.000 dólares. Lástima, otro bonito mito hecho pedazos por la cruel realidad...

El día siguiente era nuestro último día en la ciudad y decidimos ir con James a Auschwitz. A unos 40 kms. de Cracovia, fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo, donde se calcula que fueron asesinados entre 1,5 y 2,5 millones de personas. La entrada al campo de Auschwitz I ostentaba la lúgubremente famosa inscripción "Arbecht Macht Frei" (el trabajo hace libre).


Los hechos, detalles y condiciones de hacinamiento del lugar son demasiado largos y atroces para detallar aquí, y me produjo un nudo en el corazón el sólo hecho de pensar en los niveles que puede alcanzar la locura colectiva y que ésto sólo había pasado hace cosa de 70 años. Yo había leído "El Hombre en Busca de Sentido" de Viktor Frankl, fantástico libro donde se detallan sus experiencias como prisionero en campos de concentración desde la perspectiva de sus efectos psiquiátricos. Es uno de mis libros favoritos, y me sentí embargado por una sensación de dolor caminando entre los lugares descritos en él y pensando en todas las historias de vida despedazadas prematuramente por la brutal estupidez humana.


2 comentarios:

  1. Me encantan tus relatos, la forma en que escribís... Me conmovió sobre todo el último fragmento (Auschwitz); debe haber sido muy fuerte la sensación de estar ahí. Ah, y tengo que leer 'El hombre en busca de sentido'.
    Te quiero, besoss!!

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  2. me encanta que te encante, esa es la idea! sobre 'el hombre en busca de sentido', esta considerado uno de los mejores libros del s. XX por la biblioteca del congreso americano, y es increible!
    un beso grande ;)

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